El infeliz espiritualmente infradotado, poniéndose en
una posición de superioridad cuasi monárquica desde un medio de comunicación,
asume su exposición y palabra, como una Ley incuestionable.
Desde esa altura, bastardea a
un vendedor ambulante, “mantero”, “mercachifle”…, dando a entender que
desarrolla una actividad delictiva…., reñida con la moral, avasalladora del
derecho del transeúnte o del comercio “legal”.
Usando la carencia
intelectual y cultural, como un arma violenta contra el y esgrimiéndolo como
que esas condiciones le aportan la entidad que el humilde vendedor de
chafalonías no porta.
A ver, exposición de discapacidades
espirituales y cognitivas….y que además arrastra la mediocridad cobarde de
quien se adolece complejos de inferioridad ante cualquiera que tenga mejor
posición de capital.
En principio acotamos que la profesión de
vendedora ambulante, tiene más años en la historia de la humanidad, que
cualquier religión intelectualmente esclavizante.
Más aun, que cualquier profesión y/o empleo
surgido para generar plusvalía a quienes las comandaban. Profesiones
bastardas…, como la tuya, la de los funcionarios públicos que aplican las
reglamentaciones y Leyes generadas desde el mismo principio de las serpientes
mordiendo las piernas de los descalzos y las miserables fuerzas civiles que las
aplican por la fuerza…, fuerza que desnuda sus entre piernas mojadas desde el
miedo a los “poderosos” que apura descargarlo contra los humildes como formar
de sentirse menos miserables.
Por supuesto que se embadurna a cada momento
con la suave vaselina que mejore la penetración que diariamente debe de ser
sometido por sus patrones genocidas económicos…., y que le otorgan la categoría
de “puta” en regla…., y no como a esos pordioseros delincuentes que tanto
ensucian las vistas públicas.
La servidumbre del sistema meretriz…,
esgrimiendo públicamente el reptar en las deposiciones de los “Poderes”….,
mientras el humilde, solo mantiene su orgullo honesto aun desde una limitada
intelectualidad.