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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Kakistocracias.Crónicas de Madryn. Estocolmos y Nerones.

Las sociedades forman una conciencia de acción colectiva en función de la paulatina adquisición en forma de psicopatías, de diferentes condiciones que deben de afrontar en función de su desarrollo.
El mismo principio que se genera en forma individual, es asumido por las masas, desde el reflejo de sus formas, por copiar o por “revanchas” del mal ejercicio del poder delegado por su liderazgo.
Las consecuencias son diferentes patologías y en su estudio e interpretación, las formas de Madryn terminaron por ayudarme a definir dos síndromes, uno de la sociedad y otro de sus dirigentes.
Por supuesto, que generalizo, caso contrario es imposible generar una conclusión.
Y también es mas que claro, que cuando se expone sobre cultura, no se habla de títulos, doctorados o licenciaturas, que considerando lo que es de publico conocimiento y en función a la evidencia tanto en los poderes Judiciales y Políticos, como nuestros médicos, ingenieros, etc.., siquiera pocos quedan exceptuados a la obsolescencia programada y generalizada. 

A la sicopatología social la llame Síndrome de Estocolmo Social Colectivo.
Porque ante la falta de introspección necesaria para generar cambios para la mejora, los complejos de inferioridad que se generan culturalmente en sociedades que tienen mas acceso a capital que a la cultura y por lógica decantan en que además de ser el dinero quien los maneja, en ese orden desciende la autoestima en la medida que desciende el acceso a el…, y finalmente desde el acceso al liderazgo de los peores, al igual que los secuestrados terminan configurando un lazo casi de conformación divina desde el secuestrado al secuestrador, convirtiéndolo en casi un dios, digno de veneración y el total acatamiento de sus intereses…, de la misma forma la sociedad en su conjunto responde con sus lideres sociales, en el ejercicio de cualquier cargo que detente un mínimo de poder.

A las patologías de los líderes, las entendí como un  Síndrome de Claudio César Augusto Germánico a Néron.  
Su concepción deriva de las psicopatologías que se adquieren a partir de ocupar cargos de dirección por fuera de la entidad ética y moral y la preparación técnica.
No se delega por capacidad, sino por la falta de escrúpulos para generar un ascenso en la escala social, y esa misma falta de escrúpulos es la que determina que desarrollen sus profesiones, por fuera de la lógica vocacional y el ejercicio de la función misma.
Estos conceptos se fueron conceptualmente inhibiendo, tanto social como personalmente y ese mismo fundamento es el que atrofio el desarrollo de la comprensión por la acción y por el trabajo de conformación de soluciones a problemas y estrategias de anticipación.
Ergo, cuando están en una encrucijada, sus capacidades atrofiadas por el sistema mismo, determina que accionen desde el capricho sin mínimo sentido, aun violentando normativas y esquemas de acción predeterminados y no cumpliendo con sus “iluminadas soluciones”, decanta por asumir el capricho de Nerón y prefieren incendiar, a dejar que otros intentes generar la reparación.
Entiendo que voy a ganarme muchos insultos, pero difícil entiendan en pocas horas lo que por décadas jamás pudieron observar mínimamente.
No sé del todo bien, como generar cambios eficaces y rápidos. Tampoco creo que los que puedan venir, considerando quienes están siendo postulados para ejercer los cargos de dirigencia social en esta ciudad, de los cuales a algunos los conozco y he escuchado personalmente hacer gala de una corrupción moral solo comparable a su falta de inteligencia emocional y operativa.

Si creo entender que el cambio solo podrá ser producido desde las bases de la sociedad, más que desde su elite de “elegidos iluminados”. 

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