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viernes, 3 de octubre de 2014

Kakistocracias. Pestilencias doctoradas.

Absolutamente nada me resulta menos ético, y una de las mayores demostraciones de que estamos entrando en los tramos finales de supervivencia del sistema Capitalista como orden social mundial, que las publicidades manifiestas y las subliminales, de “facultativos” relacionados con la medicina. 
Ya, de por sí, lo relacionado con el ejercicio del derecho me producía un evidente escozor, pero cualquier oferta de medicina mediante publicidades es en sí misma, una contradicción con la vocación y por lógica decantación, si el lucro como fin en sí mismo, terminó por destruir los valores altruistas de la vocación mas humanística desde el surgimiento de la historia misma de la humanidad. Tanto, que mas allá de la infradotada obsolescencia en la elaboración intelectual de las masas, los mismos facultativos se hacen cargo públicamente de las mismas carencias, cuando se supone deberían de estar dotados naturalmente por un mayor desarrollo y este mismo desarrollo los empuja por sus dotes naturales hacia el elaborar los conocimientos técnicos, que de tener las dotes intelectuales necesarias, le permitirían ejercer la vocación. 
En todo caso, la retribución es una condición lógica del servicio, el lucro, una respuesta a la mayor capacidad y el esfuerzo en la prestación de ese servicio, pero jamás un fin en sí mismo, como las publicidades desarrollan conceptualmente por propia confirmación.
Y como triste final, ante la evaluación de las capacidades y los conocimientos prácticos, la involución es bestialmente evidente, sobre todo en las últimas décadas. 
En todas las profesiones y oficios es manifiesto y evidente, pero si hay una que debería de estar exenta de ese deterioro, aun siendo menos progresivo, esa profesión es la vocación por el curar. 

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